El peluche rojo.
Desde que fue adolescente ella tenía un peluche, como lo tiene todo el mundo, el de ella era de un color marrón muy oscuro casi negro, cuando lo adquirió según recordaba siempre lo había tenido con ella, cuando iba a todas partes nunca lo dejaba, ese peluche era para ella como el símbolo de la adolescencia, era de esos peluches largos un poco ensortijado, y estaba tan acostumbrada a el.
Habían pasado muchos años y ella aun conservaba su querido peluche, estaba tan acostumbrada a el que seguía llevándolo a todos lados, sin embargo un día cuando ya era mayor se había teñido el pelo y con lo que le había sobrado, ya que se había cortado el pelo y no necesito usar todo el tinte, se le ocurrió teñir su viejo peluche ensortijado que era de un color oscuro mal definido, en uno de un color vino, casi rojo que le daba un aspecto mas nuevo, diferente, por decirlo de alguna forma.
Ella estaba feliz con el aspecto que ahora tenia su viejo peluche oscuro transformado en uno de color rojo encendido, ahora lo acariciaba suavemente, le gustaba sentir lo ensortijado de su pelo, en ocasiones se pasaba horas acariciándolo, dejando su mirada perdida como quien recuerda algo que quisiera tener consigo siempre, otras veces se quedaba dormida con el peluche entre sus manitas pensando en el amor de él, ya que le había dicho que su peluche rojo había quedado muy lindo y también a él le gustaba acariciarlo cuando estaban juntos y siempre entre ella y él estaba ese peluche rojo que tanto amaban ambos y platicando decían si algún día lo teñirían de otro color.…
Moraleja.
Un peluche no siempre es un muñeco solamente, suele ser un símbolo y llega a ser parte de uno mismo.
Alejandro